La OIM (Organización Internacional de las Migraciones) publicó recientemente un informe que centra su atención en la evolución de las migraciones a lo largo de los dos últimos años, focalizándose principalmente en las consecuencias producidas por la pandemia de Covid-19.
En primer lugar, tratan las cifras de personas migradas globales en el año 2020, que se situaron en 281 millones de personas, frente a los 173 millones que recogía el primer informe de Migración Global de la OIM en el año 2000. De las 281 millones del año 2020, 135 millones fueron mujeres y 146 millones fueron hombres.
Debemos lamentar el hecho de que 3900 personas desaparecieron o fallecieron a causa de la migración en el año 2020. Esta cifra comenzó a ser tenida en cuenta por la OIM desde el trágico evento de octubre de 2013 en el que 360 personas murieron en el hundimiento de dos barcos cerca de la isla italiana de Lampedusa. Es cierto que la cifra del año 2020 es menor a la del 2019, año en el que hubo 5400 víctimas, pero esto se debe principalmente a las restricciones de movilidad durante la pandemia. Así mismo, el Mar Mediterráneo es el lugar dónde más personas han perdido su vida, 21200 personas para ser exactas entre 2014 y 2020, y 1460 personas solo en el año 2020.
El continente que más personas migradas recibe es Europa con un total de 87 millones de personas, seguido de Asia, Norteamérica, África, América Latina y Caribe y Oceanía (86, 59, 25, 15 y 9 millones respectivamente). Si hablamos de países, los principales destinos son Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudí, Rusia y Reino Unido. Por otro lado, India es el principal país con mayor cifra de migrantes, seguido de México y de Rusia.
En cuanto a los corredores de migración de país a país, el más frecuente es desde México a Estados Unidos. La ruta entre Rusia y Ucrania y Ucrania y Rusia se encuentran en tercer y cuarto lugar, lo que nos lleva a plantearnos las implicaciones que el conflicto actual puede producir en la migración, pudiendo llegar a poner en peligro la vida de un gran número de personas.
Además, en cuanto a personas desplazadas (en la que se incluyen refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos y a la que el informe de la OIM también incluye a los desplazados de Venezuela) la cifra llega a los 89.4 millones de personas en el año 2020: 26.4 millones de refugiados; 4.1 millones de solicitantes de asilo; 3.9 millones de desplazados procedentes de Venezuela que no incluye a aquellos que se consideran refugiados o solicitantes de asilo; y 55 millones de desplazados internos a causa de conflictos y violencia o desastres naturales.
Los 10 principales países de origen de estas personas desplazadas son Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar, la República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, la República Centroafricana, Eritrea y Burundi. Muchos de estos países llevan siendo los principales países de origen los últimos siete años, y la causa principal son los conflictos y la violencia a gran escala que sufren los habitantes de estos territorios como la crisis del Sahel, o la guerra de Siria desde hace ya 10 años.
En cuanto a los países de destino de las personas desplazadas, el primero es Turquía que cuenta con unos 3.6 millones de refugiados, principalmente de origen sirio; le sigue la frontera del Líbano, Pakistán, Irán, Uganda, Alemania, Sudán, Bangladesh y Etiopía. Las personas suelen desplazarse a los lugares más cercanos a su país de origen, y el informe indica que países menos desarrollados como Etiopía, Ruanda, Sudán, o la República de Tanzania, albergan cerca del 27% del total global de refugiados.
La pandemia de Covid-19 ha influido de forma diversa y grave en el contexto de las migraciones. Las personas solicitantes de asilo encuentran una mayor dificultad para salir de sus países, siendo así víctimas de violencia y abuso; además, no podemos olvidar las condiciones de las personas que se encuentran en campos de refugiados que suelen caracterizarse por tener dificultades para mantener las medidas para prevenir la pandemia actual.
El informe manifiesta la relación existente entre paz, seguridad, migración y desarrollo, explicando que las poblaciones de los países en un contexto de inseguridad, violencia, y falta de desarrollo optan por la migración, incluso sabiendo el peligro que eso supone. El informe aclara que la mayoría de personas que entran de forma administrativa irregular en Europa son reconocidos como personas refugiadas en base a la Convención de Ginebra del año 1951 dado que vienen de países dónde los conflictos y persecuciones están al orden del día, como puede ser Afganistán, Eritrea o Siria; lo mismo ocurre con las personas que llegan a Estados Unidos de países cómo El Salvador, Hondura o Guatemala, dónde hay elevados niveles de violencia promovidos por organizaciones criminales.
Otro de los fenómenos que trata el informe es el tráfico de personas migradas, que consiste en un problema transnacional y que afecta más gravemente a mujeres y niñas. Son especialmente vulnerables debido a las peligrosas rutas así como por la dificultad de acceso a los servicios legales en países diferentes al propio. En el año 2018, se recogió la cifra de 49000 víctimas de tráfico, de las cuales 45% sufrió tráfico entre fronteras, según UNODC. Para poder evitarlo es necesario una mayor actuación de la justicia transnacional, así como la creación de rutas seguras para la migración, de modo que las personas, en especial las mujeres y los niños, no tengan que verse expuestos a amenazas de este tipo.
Además, el informe alega por el papel positivo que las personas migradas y refugiadas tienen en la sociedad al convertirse en agentes de cambio de de paz y seguridad en los países de destino, prestando una ayuda muy importante a las ONG y otras agencias a la hora de elaborar proyectos de cooperación y ayuda humanitaria con el conocimiento de sus costumbres y tradiciones así como la propia experiencia del conflicto. Tampoco podemos olvidarnos de las personas que se ven obligadas a migrar por el cambio climático en sus territorios, que hacen muy complicada la obtención de recursos naturales, dando lugar a contextos de violencia, así como las consecuencias y el peligro de los desastres naturales, especialmente en comunidades que carecen de infraestructuras resistentes a los mismos.
El informe utiliza la expresión “lotería del nacimiento” para hacer referencia a la desigualdad de facilidades que existen a la hora de migrar según el país al que pertenezcas, haciendo que aquellas personas que tienen más dificultades de obtener visados opten por rutas peligrosos, con el deseo de conseguir cambios y cumplir sus aspiraciones.
Desde Refugees Welcome España defendemos la necesidad de rutas migratorias seguras, de modo que las personas puedan ejercer con seguridad este derecho, sin tener que poner en peligro sus vidas. Valoramos la gran aportación de las personas migradas en nuestra sociedad y abogamos por la Cultura de Bienvenida como motor de cambio para la integración de todas las personas, tanto en nuestro país, como en el resto de Europa.